Indiana, Rita. Hecho en Saturno. Periférica, 2018.
https://imagessl3.casadellibro.com/a/l/t0/63/9788416291663.jpgArgenis Luna ha llegado a Cuba para desintoxicarse. Es el hijo menor de un hombre que vivió en carne propia la Revolución Cubana y que participó en la lucha por la liberación dominicana del régimen de Balaguer. Su padre ahora ocupa un lugar prominente en el gobierno y él viene de fracasar como pintor. Tres años atrás, un aparente ataque de esquizofrenia lo llevó a confundir la realidad con alucinaciones que pintaba, lo que le valió la expulsión de la residencia artística en la costa norte dominicana, donde era parte de un experimento artístico, social y ambiental (Cf. La mucama de Omicunlé, 2015)Luna es recibido y tratado por Bengoa, un viejo compañero de luchas de su padre, quien primero lo atiende en una clínica y luego le asigna un apartamento en el barrio chino y una empleada doméstica, Susana, quien va semanalmente a limpiar la casa. Argenis se enamora Susana y ella se muda a vivir con él. Pero pronto las cosas empiezan a ir mal, Argenis se engancha con el Temgesic con el que lo están tratando, es extorsionado por el propio Bengoa ante la falta de pago por parte de su padre, y en medio de los delirios que le ocasiona la falta de la droga, descubre a Susana teniendo sexo en su propia casa con Bengoa. Argenis es desalojado del apartamento y adoptado por su vecino Vantroi, un bailarín y performer que se rebusca la vida en el difícil ambiente cultural underground de La Habana. Tras una penosa desintoxicación, Argenis acompaña a Vantroi a sus espectáculos y busca la manera de volver a República Dominicana con la ayuda de su tía. De regreso, Argenis se debate entre conectar con su pasado (su madre, su hermano, su abuela, su padre, la pintura…) y volver a la heroína. Poco a poco, los recuerdos lo llevan a reencontrarse con la abuela y a confrontar al padre. Tras ello, las exiguas ganancias que dejaran las pinturas que hizo en la residencia, parecieran ser la clave para una decisión definitiva. Argenis, que para este punto tiene la posibilidad de engancharse a la burocracia prometida por el padre, o al placer de la heroína, opta por volver a Cuba a resolver sus asuntos pendientes.
Hecho en Saturno profundiza en la historia de uno de los personajes más interesantes de la novela anterior de Rita Indiana. Desprovista del carácter fantástico o la experimentación formal de las novelas que le precedieron, esta historia propone una manera diferente (diferente en la narrativa de Indiana) de aproximarse al universo interior del protagonista. La religión y la magia siguen teniendo un papel importante, pero se remiten al mundo del subtexto, a la herencia familiar de los personajes y a una posible predestinación que apenas bulle por debajo de las acciones, pero que el lector todavía siente definitiva. En la superficie están, eso sí, las reflexiones constantes frente al desencanto de la revolución. La generación de José Alfredo, el padre de Argenis, la misma que hizo la revolución en Cuba, ahora está aburguesada o derrotada. En República Dominicana, los que sobrevivieron a los años de lucha y, de alguna manera triunfaron con la democracia, ahora le disputan la mesa a las viejas oligarquías y aspiran a dominar su gusto mientras se regodean en historias de sufrimientos y victorias pasadas. En Cuba los héroes son retratos pintados en las paredes, retratos que se destiñen y son retocados exactamente igual a la primera vez que fueron pintados Argenis no observa cambios en los trazos, ninguna innovación; solo el deterioro creciente en las paredes. Las casas siguen volviéndose ruinas con el avance del tiempo en la que todavía llaman la «Nueva York del Caribe».
Por otro lado, llama la atención el cuidado con el que el narrador intercala en las acciones descripciones que detallan elementos de diversos ámbitos del mercado y la cultura (popular y «alta» cultura): marcas, pinturas, canciones, menús, estampitas religiosas… La historia, que expresada en una sola línea daría la impresión de ser otro relato snob sobre la caída y resurgimiento del artista, se vale de todos estos elementos para caracterizar los diferentes ámbitos sociales por los que se mueve el protagonista. Esta especificidad, poblada de marcas registradas y comentarios críticos sobre las estructuras sociales y los esterotipos, le permite al narrador reproducir (¿con qué intención?, el lector la decide, imagino) juicios constantes sobre las diferentes clases sociales: desde el desprecio burgués (y estatal) por el rebusque y las costumbres del pobre, hasta la mezquindad, la ignorancia y las poses de las élites en el poder.