Hace unos días prometí un especial sobre Jazz y poesía. Bueno, esto es la primera entrega. Por supuesto, había que comenzar con los más grandes, así que he escogido (con el criterio de quien es menos que un novato en materia de Jazz, pero obedeciendo a mi real gana), Lady be good, donde el saxo alto da cuenta de lo bien puesto que tenía su apodo el todopoderoso Charlie Parker: «Bird», por un lado; y por el otro, el poema que le escribió Jack Kerouac a Parker, en versión de Ernesto Román Orozco. Después les hablo del librillo de donde estoy sacando estas cosas…

Charlie Parker

Charlie Parker se parecía a un Buda.

Charlie Parker que murió hace poco mientras se reía con un

juglar de la TV,

luego de semanas de tensión y enfermedad,

fue llamado el músico perfecto

y la expresión en su rostro

era tan serena, hermosa y profunda

como la imagen de Buda

que se ve en el Oriente; los ojos entrecerrados,

la expresión que dice: todo está bien.

Eso era lo que decía Charlie Parker cuando tocaba:

todo está bien.

Uno tenía la sensación de la mañana temprana

como la dicha de un ermitaño

o como el grito de una pandilla frenética en una «jam session»

¡Wail! ¡Wap!

Charlie reventaba sus pulmones para alcanzar la velocidad

que sus fanáticos deseaban

y su eterno arrastrarse era lo que ellos querían.

Un gran músico

y un gran creador de formas

que finalmente encuentran expresión

en más y lo que quieras.

Aunque musicalmente tan importante como Beethoven

no era considerado como tal

un gentil director de orquestas de cuerdas

frente a los cuales él se erguía orgulloso y calmo

como un conductor de música en la histórica gran noche

mundial

y hacía sollozar a su pequeño saxofón

el alto

con claro y desgarrador lamento

en perfecto todo y brillante armonía

¡Tut!

Los oyentes reaccionaban

sin demostrarlo

y comenzaban a hablar

y pronto todo el tugurio se balancea y habla

y todos hablan;

y Charlie Parker

silbándoles hasta el borde de la eternidad

con su irlandés St. Patrick Patootlestick

Y como en las nieblas sagradas

Pataleamos y chapoteamos

En las aguas de la matanza y la carne blanca;

Y morimos

Una tras otra

En el Tiempo.

Y qué tierna historia es

cuando se la oye contar a charlie parker

sea en disco o en sessions

o en reuniones oficiales en clubes

(inyecciones en el brazo para la billetera).

Jubilosamente soplaba la corneta perfecta

de todos modos no importaba nada…

Charlie Parker perdóname.

Perdóname por no responder ante tus ojos.

Por no haber hecho una demostración

de lo que eres capaz de inventar.

Charlie Parker ruega por mí.

Ruega por mí y por todos.

En los Nirvanas de tu cerebro

donde te escondes-

indulgente y enorme-

ya no Charlie Parker

sino el impronunciable Nombre secreto

que lleva aparejado

desde aquí hasta el este o el oeste

un premio sin medida.

Charlie Parker:

aleja la perdición de mí

…y de todos.